PUNTOS CLAVE:
Una noción básica en la espiritualidad de la creación de Fox es el don de la reverencia, respuesta mística a la creación y primer paso de la transformación. La reverencia provoca la indignación ante la explotación y la destrucción de los pueblos y los recursos de la tierra. La reverencia conduce a la acción.
Para más información acerca de Matthew Fox y de la Universidad de la Espiritualidad de la Creación ver - www.creationspirituality.com
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Praxis y Teoría (del libro Espiritualidad de la Creación)
…En Iglesia, Carisma y Poder, Leonardo Boff enumera varias características de la Teología de la Liberación que pueden ser provechosamente analizadas con relación a la Espiritualidad de la Creación.
…Es esencial recordar que la espiritualidad es praxis, la praxis de la religión. Gran parte de la religión de los países superdesarrollados se encuentra en libros, edificios, instituciones académicas, títulos, sermones y palabras. Aunque, por cierto, el aprendizaje sea esencial para una religión saludable, no reemplaza a la praxis. Pensar en Dios no sustituye al saborear a Dios, y hablar acerca de Dios no sustituye el dar a la gente maneras de experimentar a Dios. La religión “civil” o institucionalizada puede seguir subsistiendo con poca práctica espiritual, pero eventualmente la asistencia a la iglesia declina a medida que la gente empieza a encontrar la iglesia menos significativa y menos interesante que el entretenimiento provisto por la sociedad secular*. Cada vez menos gente es atraída por el cristianismo en países del “Primer Mundo” debido a la poca práctica y a la poca espiritualidad presente en la religión.
…a lo largo de los años, muchas personas me han dicho que Bendición Original, mi exposición sistemática de la Espiritualidad de la Creación, “nombra mi experiencia”. Como resultado de nombrar, se honra, se celebra y se alienta nuevamente el misticismo. Cuando al Espíritu se le permite fluir, nuestras tradiciones religiosas se reaniman.
Nombrar el viaje forma parte de la metodología de la Teología de la Liberación. En 1968 el Congreso de Obispos de Medellin distinguió tres etapas en el viaje de la Teología de la Liberación. En primer lugar, el “momento de ver”, seguido por el “momento de juzgar”, y finalmente el “momento de la acción”, en el que se diagraman los cursos de acción pastoral. Boff escribe: “el momento decisivo es el de la actividad transformadora: una praxis transformadora, en un compromiso concreto con grupos constituidos para la reflexión y la acción”. Observen como estos tres pasos son análogos a las Cuatro Vías. Pues “ver” es lo que sucede en las Vías Uno y Dos; contemplar la belleza y la oscuridad sin juzgar. En la Vía Tres, la Vía Creativa, juzgamos, eligiendo en qué imágenes confiaremos para sumergirnos en ellas; es el camino de la toma decisiones en el viaje. La Vía Cuatro, la Vía Transformativa, constituye el momento decisivo de la acción, retornando a la sociedad con la energía y la creatividad de las Tres previas, para contribuir a la celebración social y al hacer justicia.
Dado que van más allá del mero “pensar”, a la acción basada en la reflexión crítica y las elecciones creativas, tanto la Espiritualidad de la Creación como la Teología de la Liberación requieren praxis y teoría.
Del Miedo Fundamentalista a la Confianza en el Cosmos
¿Acaso no es el miedo el mayor problema actual? ¿Acaso no es por miedo que las naciones gastan sumas cuantiosas en armas, mientras sus pueblos carecen de abrigo, comida, salud y educación? ¿No es acaso el miedo el que enfrenta entre sí a sectas religiosas y a razas? El fundamentalismo en todas sus variante - cristiana (protestante o católica), islámica, judía – parece basarse en el miedo: miedo al universo, miedo a la ciencia, miedo a la perdida de sí mismo, miedo a la nada… Además Tomás de Aquino observa que “todo miedo deriva del amor”. Enfrentar el miedo implica descubrir lo que verdaderamente amamos. ¿Qué aman los fundamentalistas? ¿Acaso es el poder lo que algunos codician? ¿O los privilegios? ¿Es el propio dolor , que afloraría a la superficie si no negaran su propio sufrimiento? ¿Es acaso todo un sistema del que no se animan a desprenderse por miedo a una nueva cosmovisión o a una distribución alternativa del poder? ¿Hay allí un niño herido, despreciado?
Se me ocurrió el año pasado, mientras meditaba sobre el relato navideño acerca de q2ue, si de algo no redimió Jesús a los humanos, es el miedo. Las primeras palabras que escucha María del mensajero cósmico o ángel, en el Evangelio de Lucas son: “No temas”. La palabra “miedo” aparece 365 veces en las Escrituras cristianas: cada día de año se nos advierte que podemos avanzar más allá de miedo. Los textos mesiánicos de Isaías hablan largamente de superar el miedo. Jesús enseño” Ama a tus enemigos” (Mateo 5:44) y nuestros enemigos es todo lo que nos provoca miedo. La Epístola de Juan afirma simplemente que “el amor expulsa el miedo” (1 Juan 4:18). Confiar en sí mismo, en la imaginación, en los demás, en el universo, este es el significado básico de la fe, en los Evangelios y en nuestra época. Tener fe es confiar. Confiar otorga poder. “Sigue tu camino, tu confianza ha restaurado tu salud” dice Jesus (Mateo 9:22). Tomás de Aquino enseñaba que el miedo es un pecado, y la tarea de los profetas, según Rabí Heschel, es “expulsar el miedo”. Como profeta, el trabajo de Jesús era “expulsar el miedo”. ¿Acaso los que proclaman seguir sus huellas se ocupan de “expulsar el miedo”? Una espiritualidad saludable hace pasar a la gente, del miedo al coraje. Ninguna religión basada en el miedo puede proclamar que está siguiendo a Jesús.
Junto con el miedo aparecen el sectarismo y la estrechez de miras. El fundamentalismo, ya se trate de fundamentalismo cristiano, judío, musulmán o hindú, ve el mundo como “nosotros, los protegidos “vs. “los demás”. El miedo nos cotrae física y espiritualmente, tornando al alma pequeña y defensiva. La Espiritualidad de la Creación, por el contrario, habla del ecumenismo profundo, como el encuentro de las tradiciones místicas de todas las religiones del mundo.
La Cosmología nos enseña que auténtico miedo es lo antes llamamos, “reverencia”. El “miedo al Señor”, que menciona el salmista, es la reverencia que sentimos por estar en el universo. El “Señor” es después de todo, quien gobierna el universo.
Tomás de Aquino advierte contra el “pecado del miedo”, pues “los que tienen mucho miedo… están tan atentos a su propia pasión que no prestan atención al sufrimiento de los demás”. Esto explica porque la injusticia y la injusticia no son temas de discusión frecuentes entre los fundamentalistas religiosos. Cuando uno está presionado por el miedo, no ve ni la justicia ni la injusticia. El fundamentalismo no critica la injusticia. He advertido que las categorías de “justicia” y de “injusticia” no aparecen en el vocabulario de los predicadores fundamentalistas. Sin embargo, las Escrituras enseñan que amar es hacer justicia, y Eckhart dice que “compasión significa justica” y que “quien entienda lo que digo acerca de la justicia entendió todo lo que tengo para decir”.
Nuestra civilización cansada es cínica, violenta y ofrece “entretenimiento” para distraer a la gente de su depresión y de su desesperación. “ El pan y circo” reemplazan la pasión por la justicia y la belleza. Como dije en la Llegada del Cristo Cósmico, un senex negativo domina nuestro mundo superdesarrollado, mientras nuestro puer, tratado sádicamente sigue subdesarrollado.
La práctica de la Espiritualidad de la Creación trae al puer, al niño mística, nuevamente a la vida, al liberar a la misma creatividad. Como lo escribió Rabi Heschel al momentar la tradición mística jasídica dentro del judaísmo: “Dios no es sólo el creador de la tierra y del cielo. Dios es también el Uno “que creó el deleite y la alegría”… hasta la más humilde diversión tiene su origen último en la santidad. El fuego del mal se combate mejor con las llamas del éxtasis que con el ayuno y la mortificación…Los jasídicos agregaron una nueva prohibición: “No envejecerás”.