lunes, 15 de agosto de 2011

Una ventana a un fututo diferente



El escritor israelí considera que el movimiento de protesta es una ocasión única para la refundación de un país que necesita como pocos la cohesión social

DAVID GROSSMAN 07/08/2011

El sábado 30 de julio por la tarde, mientras nos manifestábamos en Jerusalén, miré a mi alrededor y vi un río de gente que recorría las calles. Había miles de personas que llevaban años sin hacer oír sus voces, que habían abandonado toda esperanza de cambio, que se habían encerrado en sus problemas y su desesperación.
    Israel

    Israel

    A FONDO

    Capital:
    Tel Aviv.
    Gobierno:
    Democracia Parlamentaria.
    Población:
    7,112,359 (est. 2008)

"Por primera vez en decenios hay un programa común humano y cívico"
"La ocupación es lo que más ayuda al fracaso del sistema de alerta social"
"Hace tiempo que no hablamos entre nosotros, y más aún que no escuchamos"
No les resultó fácil unirse a los jóvenes ruidosos provistos de altavoces. Quizá por la timidez propia de unas personas poco acostumbradas a levantar la voz, sobre todo en medio de un coro de gritos. A veces, tenía la impresión de que nos mirábamos asombrados e incrédulos, sin creernos del todo lo que salía de nuestras bocas. ¿De verdad éramos aquella turba, aquella muchedumbre indignada, que levantaba el puño como habíamos visto hacer en Túnez y Egipto, en Siria y Grecia? ¿Queríamos serlo? ¿Hablábamos en serio cuando gritábamos "¡revolución!"? ¿Qué ocurriría si lo conseguíamos y los lazos que mantenían unida nuestra frágil nación se deshacían? ¿Y si las protestas y las pasiones se transformaban en anarquía?
Sin embargo, después de un rato de desfilar, algo empezó a recorrer nuestras venas: el ritmo, la energía, el sentimiento de unidad. No una unidad que nos intimidase y nos aplastara, sino una unidad heterogénea, abigarrada, familiar e individual al mismo tiempo, una unidad que nos proporcionaba un fuerte sentimiento: aquí estamos, haciendo lo que es debido. Por fin.
Pero entonces llegó la desolación: ¿dónde estábamos hasta ahora? ¿Cómo hemos permitido todo esto?
¿Cómo pudimos resignarnos a que el Gobierno elegido por nosotros convirtiera nuestros sistemas de educación y de salud en un lujo? ¿Por qué no gritamos y protestamos cuando el Ministerio de Economía aplastó a los trabajadores sociales en huelga, y antes de ellos a los discapacitados, a los supervivientes del Holocausto, los ancianos y los jubilados? ¿Cómo es posible que durante años empujáramos a los pobres y los hambrientos a una vida de humillaciones sin fin, en comedores sociales y otras instituciones de beneficencia? ¿Cómo es posible que abandonásemos a los trabajadores extranjeros a merced de personas que les perseguían y les vendían como esclavos de todo tipo, incluso sexuales? ¿Por qué nos acostumbramos a la rapiña de las privatizaciones, que provocó la pérdida de la solidaridad, la responsabilidad, la ayuda mutua, el sentimiento de pertenecer a una misma nación?
Por supuesto, semejante apatía se debió a muchos motivos, pero, en mi opinión, la ocupación es el factor que más ha contribuido al fracaso de los sistemas de control y alerta en la sociedad israelí. Los sectores más enfermos y perversos de nuestra sociedad salieron a la superficie mientras nosotros, tal vez por temor a enfrentarnos a la realidad de nuestras vidas, nos dedicábamos con gran placer a todo tipo de cosas concebidas para embrutecer nuestros sentidos y ocultar esa realidad. De vez en cuando, cuando nos mirábamos en el espejo, algunos se sentían satisfechos por lo que veían y otros se estremecían, pero incluso estos últimos decían: bueno, qué se le va a hacer; suspiraban y le echaban la culpa a La Situación [el conflicto árabe-israelí], como si fuera nuestro destino o un decreto de las alturas. Más aún, dejamos que la televisión comercial llenara el vacío en nuestra conciencia colectiva y pasamos a definirnos en función de luchas por la supervivencia y comportamientos depredadores, a atacarnos unos a otros sin piedad y a despreciar a cualquiera que fuera más débil, o diferente, o menos bello, menos rico o menos listo. Hace años que no hablamos entre nosotros, y más tiempo aún que no escuchamos. Al fin y al cabo, en una atmósfera de codicia y egoísmo, cómo no vamos a atacar a los demás y a pulverizarlos, si eso es precisamente lo que nos enseñan en cada momento: sálvese quien pueda.
Cuanto más nos agotábamos negando sin cesar la realidad, más invitábamos a la opresión, la manipulación y el embrutecimiento de nuestros sentidos, y nos fuimos convirtiendo en víctimas de una política secreta -y eficaz- de divide y vencerás. De modo que una cosa llevó a otra, y nuestras reflexiones honradas sobre el destino y la fatalidad disminuyeron hasta quedarse en peleas por "quién ama al Estado de Israel y quién lo odia", "quién es leal y quién es traidor", "quién es un buen judío", en vez de "quién se ha olvidado de que es judío"; cualquier discusión racional está hoy cubierta de una capa de sentimentalismo, el sentimentalismo patriótico y nacionalista del fariseísmo y el victimismo, la posibilidad de hacer una crítica inteligente de la situación ha ido reduciéndose, e Israel, al final, actúa y se comporta con sus ciudadanos de manera totalmente contraria a los valores e ideales que en otro tiempo le daban su carácter extraordinario y el oxígeno que respiraba.
No obstante, de pronto, en contra de todas las predicciones, hay algo que se ha despertado. La gente se frota los ojos y empieza a abrirse a ese algo, todavía indefinible e impredecible, incluso indescriptible, pero que está adquiriendo forma a través de eslóganes rescatados del tópico, como "¡el pueblo exige justicia social!" y "¡queremos justicia, no caridad!" y otros sentimientos recuperados de épocas anteriores. Existen en el aire indicios de una posible curación, un tikkun, y, por primera vez en mucho tiempo, volvemos a respetarnos a nosotros mismos, como ciudadanos individuales y como pueblo de Israel.
Este despertar está lleno de fuerza, pero también de ingenuidad, y puede embriagarnos. Resulta tentador dejarse llevar por la euforia ante todo lo que ha inspirado este giro de los acontecimientos, hacernos la ilusión de que, una vez más, estamos derribando un viejo orden hasta sus cimientos. Pero no es exactamente eso: el viejo orden no estaba tan mal. Tuvo sus grandes logros, que, entre otras cosas, permiten que el movimiento de protesta exprese sus aspiraciones y que se hagan realidad al menos algunas de ellas. Por eso es imperativo que esta lucha utilice un lenguaje distinto al de otras luchas anteriores que ha habido en este país. Por encima de todo, la lucha debe basarse en el diálogo, para ser socios, y no agentes de unos intereses estrechos y egoístas; personas de principios, y no unos oportunistas sectarios; para no vivir según el versículo "cada uno a su tienda, Israel". Esa es la única manera de que este movimiento siga teniendo el inmenso apoyo de la población con el que ha contado hasta ahora. El carácter ligeramente confuso del movimiento es precisamente el que hace posible que los distintos grupos reunidos en él conserven sus propias opiniones políticas diferentes al mismo tiempo que comparten -por primera vez en decenios- un programa común humano y cívico, que nos hace estar orgullosos de pertenecer a esta comunidad. ¿Quién, en Israel, puede permitirse el lujo de renunciar a unos bienes tan escasos?
Este movimiento de protesta y sus ecos nos ofrecen una oportunidad de acercamiento entre distintos elementos de la sociedad que no se comunicaban desde hacía generaciones: religiosos y laicos; árabes y judíos; miembros de clases sociales distintas y distantes. En este proceso de identificar lo que tienen en común y lo que pueden conseguir, incluso la derecha y la izquierda pueden emprender un diálogo más realista y comprensivo; por ejemplo, sobre la apatía de la izquierda ante quienes tuvieron que recolocarse tras la retirada de Gaza, una herida abierta entre los colonos. Dicho diálogo quizá pueda aún salvar lo que sea posible del concepto de solidaridad, que un país en nuestra situación no puede dejar desaparecer. En otras palabras, si podemos encontrar este movimiento de protesta en las palabras del poeta Amir Gilboa -"Un día, un hombre se despierta por la mañana y siente que es una nación, y empieza a caminar"-, entonces debe continuar como el poema: "Y a todos los que se encuentra por el camino les dice: 'Que la paz sea contigo'".
Es fácil criticar la evolución de este movimiento recién nacido y arrojar dudas sobre él. Siempre es más sencillo encontrar motivos para no hacer algo audaz y definitivo. Pero quien escuche los latidos de los corazones de los manifestantes -no solo en el bulevar Rothschild de Tel Aviv, sino también en los barrios pobres del sur de la ciudad, y en los de Jerusalén, y Ashdod, y Haifa y Beit Shean- se dará cuenta de que se ha abierto una ventana a un futuro diferente. Ese es el momento propicio para que suceda algo así, y, para gran sorpresa de todo el mundo, la gente, por fin, está verdaderamente adhiriéndose a la causa. Tal vez es eso lo que quería decir la joven que se me acercó en la manifestación de Jerusalén y me dijo: "Mira. Todavía faltan líderes, pero la gente ya está aquí".
© 2011, David Grossman. Traducido del inglés por María Luisa Rodríguez Tapia.



jueves, 21 de julio de 2011

Las escuchas en Gran Bretaña / Avanza la investigación parlamentaria Cameron, amenazado por el escándalo


Las escuchas en Gran Bretaña / Avanza la investigación parlamentaria

Cameron, amenazado por el escándalo

Tras otra renuncia en Scotland Yard, el premier convocó a una reunión de urgencia en la Cámara; hallan muerto a un informante

Martes 19 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa
http://www.lanacion.com.ar/1390651-cameron-amenazado-por-el-escandalo
LONDRES.- La grave crisis que vive Scotland Yard, tras la renuncia en apenas 24 horas de sus dos principales responsables por el escándalo de las escuchas ilegales, puso ayer contra las cuerdas al premier británico, David Cameron, cada vez más presionado por la oposición para que asuma la responsabilidad política del caso por su cercanía con el imperio mediático de Rupert Murdoch.
Desde Sudáfrica, donde se encontraba en viaje oficial, Cameron convocó para mañana a una sesión de urgencia en el Parlamento para informar a los legisladores sobre el escándalo de espionaje telefónico practicado por el tabloide News of the World, caso que conmociona a la sociedad británica. El premier se vio forzado a acortar su gira de cinco días por varios países africanos para gestionar una crisis que cada día complica más a su gobierno.
Ante el mismo Parlamento, responderán hoy el octogenario Murdoch, como propietario del holding News Corp; su hijo James, a cargo de la división británica del grupo, News International, y la editora Rebekah Brooks, en libertad bajo fianza desde anteayer.
Ayer, el número dos de la Policía Metropolitana, John Yates, renunció a su cargo, un día después de que lo hiciera por sorpresa su jefe, Paul Stephenson. Ambos dejaron sus cargos por las denuncias de la prensa británica, que los vincula con Neil Wallis, ex subeditor del News of the World e implicado en el caso de las escuchas ilegales.
Yates estuvo a cargo de la primera investigación policial sobre el espionaje periodístico del tabloide sensacionalista en 2006, y fue el responsable de cerrar el caso tres años después sin haber revisado todas las pruebas.
Si bien Stephenson renunció por haber aceptado presuntos favores de Wallis y por haberlo contratado como consultor durante un tiempo, Yates también cayó bajo el influjo del directivo del grupo de Murdoch. Según la cadena BBC, Yates le habría conseguido de forma subrepticia un empleo a la hija de Wallis.
Tanto Yates como Stephenson serán investigados por la Comisión Independiente de Quejas Contra la Policía (IPCC) por sus relaciones con periodistas del News of the World. Cuando queda un año para que se celebren los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres, la crisis en Scotland Yard es tan grave que la ministra de Interior, Theresa May, se mostró decidida a investigar la supuesta corrupción policial en el caso de las escuchas ilegales.
Al anunciar su renuncia anteayer, Stephenson hizo un tiro por elevación a Cameron. Según la prensa británica, de las palabras de despedida del jefe de Scotland Yard se desprende una insinuación para que el primer ministro siga su ejemplo y renuncie también, debido a los estrechos vínculos de Cameron con Andy Coulson, otro de los editores de Murdoch implicados en el caso de las escuchas y contratado por el líder conservador como director de comunicación hasta enero pasado.
Cameron contrató a Coulson pese a que el ex editor del News of the World tuvo que dejar su cargo en el diario en 2007 por el escándalo de espionaje a cientos de personajes públicos. El primer ministro calificó de "segunda oportunidad" la llegada de Coulson al Partido Conservador y, más tarde, al gobierno, pero en enero pasado tuvo que desprenderse de su asesor cuando el caso de las escuchas volvió a saltar a las primeras páginas de los diarios en Gran Bretaña.
La oposición, al ataque
La oposición laborista, encabezada por Ed Miliband, ha encontrado en ese vínculo un inesperado flanco débil para atacar a Cameron. "Sir Paul [Stephenson] ya asumió las consecuencias [del caso]; Cameron, todavía no", dijo el líder laborista. Miliband criticó el contraste entre lo que consideró una "honorable decisión" de Stephenson y la repetida negativa de Cameron a "reconocer su error al contratar a Coulson".
Cameron se vio forzado a responder desde Sudáfrica que la situación en Scotland Yard "no es comparable" a la del gobierno británico.
Para añadir más intriga, si cabe, al novelesco escándalo mediático, ayer apareció muerto Sean Hoare, el primer periodista que denunció la implicación de Coulson en el caso de espionaje telefónico del News of the World. Hoare, que perdió su trabajo por problemas con la bebida y las drogas, murió en su casa de Watford, en el este de Inglaterra, por causas desconocidas. La policía, no obstante, aclaró que no eran circustancias "sospechosas". El reportero había trabajado en The Sun y News of the World junto con Coulson.
En septiembre de 2010, Hoare declaró a The New York Times que Coulson estaba al tanto de las escuchas telefónicas que realizó el News of the World durante los años en que fue editor, de 2003 a 2007. No sólo eso. Según Hoare, Coulson alentaba a los reporteros a intervenir teléfonos de famosos para lograr exclusivas. El ex editor -que se encuentra en libertad bajo fianza- siempre negó las acusaciones de Hoare.
JOHN YATES
Ex subjefe de Scotland Yard
Profesión: Detective
Edad: 52 años
Origen: Gran Bretaña
Su decisión, dos años atrás, de no reabrir la investigación sobre escuchas telefónicas y sobornos a policías en los que estaban implicados periodistas puso fin a su carrera.
LAS ÚLTIMAS RAMIFICACIONES DEL CASO
  • Otra renuncia. Los dos principales jefes de la policía londinense dimitieron en menos de 24 horas. Tras la renuncia del jefe de Scotland Yard, Paul Stephenson, lo siguió ayer su número dos, John Yates. Estarían vinculados con las escuchas.
  • Regreso adelantado. El premier David Cameron recortó su estadía en Sudáfrica y convocó mañana a una sesión extraordinaria en el Parlamento. Sigue la presión de los medios y la oposición por su vínculo con Andy Coulson, ex director del News of The World.
  • Muerte y dudas. Sean Hoare, el primer periodista que denunció a Coulson, fue hallado muerto ayer en su casa de Watford. La policía indicó que su muerte no parecería sospechosa.
  • Hackers. El grupo de hackers Lulz Security alteró ayer el sitio web del diario The Sun, propiedad del grupo de Murdoch. En su portada ayer se podía leer que el cadáver del magnate había sido hallado en el jardín de su casa.
  • FBI. Familiares de víctimas del 11 de Septiembre reclamaron ayer reunirse con autoridades del FBI y del Departamento de Justicia para una investigación preliminar sobre si periodistas del imperio de Murdoch intervinieron sus teléfonos.
  • Investigación. Ante la situación en Scotland Yard, la ministra del Interior británica, Theresa May, pidió a un organismo dependiente de su departamento investigar las alegaciones de corrupción policial.
Agencias AP, DPA, EFE y Reuters

El colapso de Cameron... y de la cultura


Las escuchas en Gran Bretaña / Opinión
Roger Cohen
The New York Times
Miércoles 20 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa
http://www.lanacion.com.ar/1390882-el-colapso-de-cameron-y-de-la-cultura
NUEVA YORK.- En una nota en el diario conservador The Daily Telegraph, Peter Oborne sugirió recientemente que el primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, no estaba simplemente en un lío, sino "en medio de las cloacas".
Eso parece acertado. Cameron se perdió por Rupert Murdoch. Reveló una asombrosa falta de buen juicio al contratar a Andy Coulson, el ex editor de News of the World, como su primer director de comunicaciones en Downing Street, una decisión arrogante adoptada contra los mejores consejos y aparentemente con un doble objetivo: para demostrar que no era un "copetudo" de Eton y para recibir un buen trato del 37% de los medios gráficos británicos, que son propiedad de Murdoch.
Después se pasó una buena parte de su primer año en el gobierno en 26 reuniones con diversos ejecutivos de News Corp, incluyendo a Rebekah Brooks, que fue arrestada por la policía británica el domingo pasado. El buen juicio de Cameron está gravemente en duda. La temprana luz verde que su coalición dio a la adquisición por parte de News Corp del 61% de BSkyB, de la que no es propietaria -una negociación ahora abortada- exige una investigación más profunda.
Es difícil resistirse a la impresión de que Cameron estaba subyugado por Brooks, Murdoch y su hijo James. Yo creía que el premier era algo más que un tipo superficial y artero.
Pero no sólo Cameron está en medio de la cloaca. Toda la cultura de Gran Bretaña ha olido mal en los últimos tiempos: su naturaleza venal, voyerística, obsesionada con los reality shows, las celebridades y con el "yo-yo-yo" está ahora bajo la lupa por las revelaciones de lo que son capaces de hacer los tabloides para satisfacer la salacidad de sus lectores: a cualquier precio pincharon teléfonos, incluso el de una chica de 13 años asesinada.
Se puede discutir en qué medida Murdoch creó esta cultura, o la reforzó por medio de su despiadado enfoque del periodismo, en el que nada está prohibido? y en última instancia, su viraje hacia la actividad criminal. Sin duda, desempeñó un rol significativo. La policía y miembros del Parlamento estaban comprometidos en sus actividades.
¿Pero otras sociedades occidentales no manifestarían ellas también esas características -la obsesión por las celebridades (y especialmente por sus vidas sexuales); la desaparición de la frontera entre las noticias y el entretenimiento; la extrema autoindulgencia (yo soy mi muro de Facebook); la escasez de principios políticos y un exceso de atracción política por el dinero- si Murdoch no existiera?
Sospecho que sí. Estados Unidos, después de todo, dio recientemente sus propias muestras de la vida en las cloacas políticas. Ideólogos republicanos sin ninguna idea del interés nacional hacen su numerito de alto riesgo mientras el país se acerca a un impensable default.
La única idea que ocupa sus cabezas parece ser: ¿Cómo incidirá todo esto el año que viene en las elecciones y cómo podemos perjudicar al presidente Obama sin que nos culpen por ello? ¿Acaso la especulación de estos republicanos es muy diferente de la de Cameron?
Murdoch es un genio con defectos cuya misma impiedad lo ha llevado ahora a recibir lo que merecía. Sabía, más visceralmente que nadie, lo que querían las sociedades posmodernas para satisfacer sus perversos apetitos, y él les proporcionó ese material en toda su chabacanería. No creo que él haya creado esos apetitos. Pero por cierto los alimentó.
Algo profundamente insidioso y corrupto está en marcha, algo que se ha visto tanto en Inglaterra como en Estados Unidos. Implica que el dinero y el efectismo y las imágenes retocadas y los círculos privilegiados se han apoderado de la política. Es la muerte del arte de gobernar, de los estadistas.
La muerte del diálogo
En Estados Unidos, Fox News, de Murdoch, desempeña en esto un rol importante. Pero todas las principales fuerzas tecnológicas, y otras, empujan hacia la polarización de las sociedades occidentales. Google bosqueja tu perfil por medio de tus búsquedas y te dirige hacia el material que más probablemente sirva para reforzar tu visión de mundo y tu ideología. Vivimos cada vez más en nuestra zona de confort político. Mueren el debate y el diálogo.
La sórdida danza de Cameron y Murdoch ha terminado por revelar profundos defectos de la sociedad británica, que también son profundos problemas de las sociedades occidentales en general. ¿Se recobrarán ambos hombres? Cameron es mucho más joven, y por eso, en teoría, debería ser capaz de salir arrastrándose de la cloaca. Pero no estoy seguro de que sobreviva a esto. Murdoch tiene una constitución mucho más fuerte y por eso una chance mejor, incluso a esta altura de su vida.
Traducción de Mirta Rosenberg

Este colapso se debe a que esta, llamada cultura y en particular la cultura política no está centrada en valores.



Cualquier semejanza con nuestra realidad es pura coincidencia 
                                                                                                                                Oscar Klier

Bajo las órdenes de Brooks, un mundo cínico y despiadado


Ex periodistas del News of the World relataron que enfrentaban una intensa presión de su jefa

Martes 19 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa

Cameron enfrentó a la prensa, ayer, en Pretoria. Foto EFE
Georgina Prodhan y Kate Holton
Agencia Reuters
LONDRES.- "Era esa clase de lugar del que uno sale y nunca más quiere volver a entrar." Así es como un ex periodista describe la redacción de News of the World bajo la dirección editorial de Rebekah Brooks, la ejecutiva ferozmente ambiciosa, de cabellos rojizos a cargo entre 2000 y 2003 del tabloide dominical de mayor venta en Gran Bretaña.
Los periodistas que trabajaron allí durante ese período describen una operación industrializada de dudosa recolección de información, con los periodistas constante e intensamente presionados para conseguir historias exclusivas por cualquier medio que fuera necesario, y una cultura de miedo, cinismo, humor negro y feroz competencia interna.
"Solíamos hablar todo el tiempo con delincuentes profesionales. Ellos eran nuestra fuente de información", dice un ex periodista del diario que también trabajó para The Sun. "Era algo claramente de la cultura del macho : «Mi contacto es más repugnante que el tuyo». Decíamos cosas como: «¡El mío es un asesino!»."
El periódico de 168 años publicado por última vez el 10 de julio pasado tras la revelación de su uso consuetudinario de escuchas telefónicas desencadenó un escándalo que ha engullido al grupo británico de periódicos perteneciente a Rupert Murdoch, News International; a su empresa matriz News Corp; a la clase política británica, y a la policía.
Brooks, una de los dos directores de Murdoch, que renunció el viernes, fue arrestada anteayer como presunta culpable de haber intervenido comunicaciones y como sospechosa de corrupción, pero negó los cargos.
Cuatro ex empleados del tabloide dominical que más vendía en el país dijeron que las desmentidas de Brooks son, llanamente, no creíbles. Dicen que los secretarios del periódico, el grupo que determina la cobertura de noticias, eran interrogados regularmente acerca de los artículos más importantes por Brooks y más tarde por su sucesor, Andy Coulson, que renunció por el escándalo de la intervención de teléfonos de 2007 y luego se convirtió en vocero del premier David Cameron.
"Resulta inconcebible que alguien que era editor no estuviera enterado", dijo un periodista, que trabajó siete años en el semanario, en información general. "Los secretarios tenían que ir y someterse a un interrogatorio de dos horas todos los días. Y todo era sobre el origen de las historias."
Cuando Brooks se convirtió en editora, a los 31 años, tenía la misión de lograr que el periódico fuera aún más atractivo intensificando la publicación de noticias sobre las celebridades y el mundo del espectáculo. Al mismo tiempo, la presión constante de conseguir historias exclusivas era tan intensa que no se cuestionaban los métodos dudosos.
"El «cuartel general» se dedicaba a «asuntos riesgosos». No estoy seguro de que la gente se diera cuenta siquiera de que eran cosas ilegales. Era una cultura de «no dejarse pescar»", dijo un periodista, con siete años de experiencia. Los nuevos empleados no eran integrados hasta que hubieran demostrado ser "completamente deshonrosos", de manera que sus colegas pudieran confiar en ellos. "No era lugar para que alguien que recién entraba dijera: «Esto no me parece ético». Eso lo convertía en el hazmerreír de todo el mundo."
Los periodistas no pedían explícitamente que los detectives privados se involucraran en su trabajo, pero se proporcionaba ayuda si alguno quedaba varado y no podía seguir adelante con un artículo promisorio.
"Siempre era un misterio cómo aparecía la información sobre tu escritorio. Uno no sabía y tampoco preguntaba", continuó el periodista. "Todas las semanas aparecía sobre el escritorio de uno el registro de llamadas del celular de alguien, o de la línea fija de alguien, a veces, incluso, la historia clínica de alguien. Era algo suficientemente común como para que a nadie le llamara la atención."
Presión
Otro ex empleado de News International dijo que los periodistas eran sometidos a "una presión fenomenal, increíble" y eran tratados con dureza por sus jefes, que los insultaban en la cara y contaban la cantidad de artículos conseguidos por cada uno. Los periodistas eran impulsados por el terror al fracaso. Temían que si no conseguían historias regularmente los despedirían. Eso significaba que competían entre sí de manera despiadada. "Te convertías en experto en supervivencia", dijo uno de ellos.
Todos dijeron que vivían en constante temor de los conteos de notas, que dejaban fuera a los que habían entregado menos historias. "Siempre procuraban liberarse de gente porque era un trabajo que te consumía. La situación ideal, para ello, es que uno trabajara como loco seis meses, y entonces te dejaban trabajar seis meses más", dijo el periodista de información general.
"Cada minuto que uno pasaba allí sentía que su empleador lo odiaba."
DURA RÉPLICA DEL WALL STREET JOURNAL
NUEVA YORK (EFE).- The Wall Street Journal, emblema del imperio mediático News Corp, arremetió ayer en un editorial contra los medios que critican a la compañía de Rupert Murdoch por el escándalo de las escuchas, a los que acusó de tener motivos "comerciales e ideológicos" detrás y un placer por la desgracia ajena "tan grueso que no se podría cortar con una sierra eléctrica". Según dice el artículo, "lo que resulta particularmente infecto son las lecciones de deontología periodística brindadas por publicaciones que dan a Julian Assange y WikiLeaks su derecho moral a imprimir", en referencia al diario británico The Guardian y el norteamericano The New York Times.
Traducción de Mirta Rosenberg

martes, 5 de julio de 2011

Lecciones del mundo presente Bernard-Henry Lèvy

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Lecciones/mundo/presente/elpepusocdgm/20110703elpdmgpan_1/Tes
Reclamar la libertad del soldado Shalit, confiar en la justicia para las víctimas de los asesinos de Camboya, apoyar una web insolente con los poderosos: la solidaridad no es inútil
Bernard-Henri Lévy 03/07/2011

En Francia existe la convicción, felizmente unánime, de que es necesario hacer de los casos de secuestro una causa nacional. Lo vimos, en su momento, con los rehenes franceses en Líbano. Lo vimos con la gigantesca movilización que generó el caso de la franco-colombiana Ingrid Betancourt. Lo acabamos de ver con los periodistas de France 3 Stéphane Taponier y Hervé Ghesquière, retenidos en Afganistán durante 548 días y cuyos nombres y rostros copan ahora las pantallas de televisión.
        Camboya

        Camboya

        A FONDO

        Capital:
        Pnom Penh.
        Gobierno:
        Monarquía Constitucional.
        Población:
        14.241.640 (2008)
      El soldado Gilad Shalit es un caso de rapto vil, un asunto de secuestro con rescate absolutamente clásico
      Los jemeres rojos no solo eran marxistas. Eran revolucionarios que llevaron la locura demasiado lejos
      Hay un caso, sin embargo, que parece ser la excepción. El de Gilad Shalit. ¿Porque es israelí? También es francés. ¿Porque estaba uniformado en el momento del secuestro? Dado que ninguna de sus dos patrias estaba por entonces en guerra, no podemos hablar de un prisionero de guerra. ¿Porque se encontraba aquel día en la frontera con Gaza? Dado que ningún soldado extranjero estaba en Gaza, ni se estaba preparando ningún tipo de operación, el suyo es, una vez más, un caso de un rapto vil, un secuestro con rescate absolutamente clásico... Y aun así, "clásico" tampoco sería la palabra porque, además (algo extraño en una toma de rehenes), no tenemos verdaderas noticias de él, ni señales de vida, ni información sobre el lugar de su detención, ni sobre la identidad exacta de los secuestradores que lo atormentan, ni sobre sus exigencias... La alcaldía de París lo comprendió, y podemos ver sobre la fachada del ayuntamiento un retrato del hombre que, cinco años después de su secuestro, se ha convertido en el rehén francés de más larga duración en el mundo. Pero ¿y las otras ciudades? ¿Los medios? ¿La opinión pública? ¿Los negociadores habilitados que interceden ante la Autoridad Palestina y, a partir de ahora, ante Hamás? Es nuestra obligación, la de todos, salvar al soldado Shalit.
      En su reciente libro Dans les yeux du bourreau (Lattès), Pierre-Olivier Sur se lamenta de la desconfianza de las víctimas del genocidio camboyano en el mecanismo judicial que se puso en marcha con el proceso de Douch. Hoy, el nuevo proceso -político, esta vez- de "la banda de los cuatro" de Phnom Penh está propiciando un clima de cambio, y los supervivientes, los hijos de los supervivientes y la comunidad internacional por fin parecen decididos a mirar de frente una tragedia que ya tiene 30 años, pero cuyas heridas, como las de todos los genocidios, aún sangran y seguirán sangrando durante mucho tiempo. Una nota personal y accesoria, no obstante, a la historia de esta masacre cuyo terrible secreto tal vez sea, por fin, desentrañado. Los asesinos de Angkar no eran únicamente "marxistas". No eran "déspotas asiáticos", ni clientes de Jacques Vergès. Eran unos revolucionarios que, como ocurre desde que existe el concepto mismo de revolución, llevaron demasiado lejos su radicalismo y su locura. Las revoluciones pasadas fracasaron, pensaban, porque se conformaron con transformar la economía, o, a lo sumo, el sistema político. Si la aparición de nuevas clases dirigentes fue posible es porque no se atrevieron a cambiar los verdaderos cimientos de la esclavitud que anidan en las almas, la lengua y lo simbólico. Pues bien, nosotros, los jemeres rojos, vamos a remediar esta carencia regulando los deseos, reinventando la lengua e incluso, gracias al afamado transporte de las ciudades al campo, remodelando la relación entre el hombre y su realidad. En la medida en que fueron verdaderos revolucionarios, estos comunistas actuaron como nuevos SS. Y fue su propio proyecto, el deseo de introducir una fractura en la historia, de regenerar a la humanidad, de extirpar las pasiones primarias y la estupidez individual, lo que nutrió su barbarie. Lección tenebrosa. Lección del siglo XX.
      Un caso nunca es la regla, solo una bonita historia: la de un medio de comunicación en línea, Owni, que es, junto a algunos otros, el orgullo de la web en francés. Es libre, tecnológicamente innovador, insolente para con los poderosos y dirige su mirada hacia la cara oculta de la política y del poder en general. Ahora bien, tal vez por estas mismas razones, o quizá porque los modelos económicos para este tipo de medios están aún en pañales y porque el propio fundador de Owni, Nicolas Voisin, quedó atrapado en uno de esos intríngulis que solo el sistema bancario francés entiende, un buen día anunció que su firma, pese a ser floreciente, hacía agua y que sus inversores naturales abandonaban el barco. Entonces tuve una idea. Una idea simple. Muy simple. Pero que funcionó. La idea consistía en dividir los costes en cierta cantidad de partes y ofrecerlas, sin remilgos ni protocolo, sin comunicación corporativa, a algunos socios, a algunos rivales generosos o incluso, simplemente, a algunos lectores del sitio en peligro. Y así fue como, sin banqueros ni corredores, sin agencias de valores ni ningún otro patrocinador invasivo, se puso en marcha, con dos llamadas de Skype y en un abrir y cerrar de ojos, gracias a una cadena de solidaridad espontánea y, en realidad, casi sin necesidad de palabras, la recaudación de fondos más fraternal y, seguramente, más rápida de la historia de Internet. De Xavier Niel a Marc Simoncini y Jean-Baptiste Descroix-Vernier, de Patrick Bertrand a Stéphane Distinguin y al presidente de Wikio: todas las figuras emblemáticas de la web participaron, sus príncipes y sus mosqueteros, los mariscales del imperio del futuro y la joven guardia, los rebeldes y los consagrados, los corsarios de gran corazón y los ya institucionalizados. El hecho es que, sí, Owni volvió a salir a flote. Lección práctica de solidaridad. Lección del mundo presente. Y advertencia al mundo pasado. -
      Traducción: José Luis Sánchez-Silva.

      TRIBUNA: RAPHAEL SCHUTZ Perspectiva y paciencia

      TRIBUNA: RAPHAEL SCHUTZ

      Perspectiva y paciencia

      RAPHAEL SCHUTZ 02/07/2011

      He tenido el privilegio de que mi cuarto y último año como embajador de Israel en España, que finaliza estos días, haya sido el de la conmemoración de los 25 años desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre nuestros dos países, y, sin embargo, está claro que la decisión que honró a Felipe González y Simón Peres en 1986 no puede derrumbar ni borrar de la noche a la mañana los muros de distanciamiento y hostilidad, los sedimentos que se han acumulado a lo largo de 500 años.
      El español que conoce Israel por la prensa cree que solo hay ultraortodoxos y soldados
      El daño producido por los acontecimientos de 1492, aparte del trauma de la expulsión y la Inquisición de por sí, se reflejan en la obliteración de la vida judía en la península Ibérica. A diferencia de lo que sucedió en otros lugares de Europa, en España no hubo convivencia con judíos de carne y hueso durante siglos. Desde luego no se desarrolló aquí una élite judía intelectual, ni política, ni empresarial, ni de ningún otro tipo.
      El desconocimiento personal del judío hizo que proliferaran los estereotipos. Se puede deducir hasta qué punto estos están enraizados por el hecho de que hasta hoy día expresiones como "hacer judiadas" son comunes y corrientes en el discurso español (de hecho su acepción aparece incluso en los diccionarios), así como por los elementos manifiestamente antijudíos en las procesiones religiosas de Andalucía y de otros lugares. Es más, muchos españoles de mi generación, nacidos en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, me han confesado que siendo niños, cuando no se portaban bien, sus padres les regañaban habitualmente con expresiones como "no te portes como un judío", "escupir es de judíos", etcétera.
      La cuestión de hasta qué punto y en qué medida este telón de fondo histórico dicta la actitud de los españoles hacia el Israel de hoy resulta fascinante. Dudo mucho que los acérrimos críticos de Israel reconozcan, incluso en una autorreflexión, que existe un vínculo entre aquellas imágenes de los judíos de las que se impregnaron durante su infancia y su posición hacia Israel hoy. Y, por supuesto, nunca lo reconocerán en público. Para empezar, dejemos claro que no me estoy refiriendo a aquellas críticas legítimas hacia políticas de Israel. Dicho esto, en el discurso español, se cruza a menudo la frontera más allá de la crítica legítima: en las páginas de este mismo periódico escribió alguien cuyo nombre no voy a citar que la creación del Estado de Israel fue un error histórico y sería mejor que desapareciera. En una encuesta reciente más de un 10% de los encuestados respondió que la desaparición de Israel sería la solución preferida por ellos para resolver el conflicto en Oriente Próximo. Israel es hoy por hoy el único país del mundo que es objeto de expresiones y opiniones radicales de esta índole. A aquellos que atribuyen este discurso de odio extremista únicamente al conflicto entre Israel y los palestinos les resultará difícil explicar por qué otros conflictos no despiertan estas emociones obsesivas y por qué en otros casos la crítica se dirige hacia la política del Gobierno en cuestión, mientras que en el caso de Israel, como hemos explicado, degenera muchas veces en la descalificación del derecho de existencia de una soberanía nacional judía.
      Debido a la actitud obsesiva hacia el conflicto, continúa en cierta medida con respecto a Israel la misma situación que existió durante 500 años con respecto a los judíos. Los españoles en general se informan sobre Israel únicamente a través del prisma de los medios de comunicación y por ello no conocen el verdadero Israel. En el juego de asociaciones, cuando se cita a "España" ante un israelí de a pie, este último piensa en el fútbol, en Goya, Bardem (y por supuesto, Pe), Gaudí y las tapas. Cuando se cita a "Israel" ante un español de a pie, este último piensa en el conflicto, el conflicto y el conflicto. Hay más de 20 representantes de los medios de comunicación españoles en Jerusalén, pero no cubren el Israel de la diversidad cultural, la vanguardia tecnológica, la creatividad y la innovación, del éxito económico, y el enorme florecimiento cultural. Cubren única y exclusivamente el conflicto. Un español que "conozca" Israel solo a través del material visual que llega aquí podría pensar que en aquel país viven únicamente dos tipos de habitantes: los ultraortodoxos y los soldados.
      A mí no me cabe duda de que no se puede negar la influencia continuada de cientos de años de desconexión entre dos pueblos sobre las relaciones bilaterales actuales. Quien pretenda hacerlo peca de descontextualización histórica. Me parece también que, a pesar de los esfuerzos positivos para cerrar la brecha por distintos medios (como por ejemplo la creación de Casa Sefarad-Israel), 25 años son un lapso de tiempo demasiado corto, un abrir y cerrar de ojos históricamente hablando, para lograrlo. Un puente que tiene que salvar tales abismos de tiempo y de sedimentos necesita unos cimientos sólidos. En gran medida nos encontramos aún en pleno proceso de construcción de dicho puente. Esta es la perspectiva, este es el prisma a través de los cuales deben analizarse las relaciones, y de ello se deriva la necesidad de entendimiento, tolerancia y paciencia por parte de todo aquel que estime nuestras relaciones y aspire a contribuir a su desarrollo. Con todo ello, mi experiencia aquí me da esperanzas de que no vamos a necesitar otros 25 años para finalizar la construcción del puente.
      Raphael Schutz es embajador de Israel en España.

      "No te preocupes, este tipo tiene mucho dinero. Sé lo que estoy haciendo"

      El 'caso DSK'

      La denunciante pierde credibilidad

      "No te preocupes, este tipo tiene mucho dinero. Sé lo que estoy haciendo", dijo la mujer supuestamente violada a un amigo preso 28 horas después de la denuncia

      ANTONIO CAÑO - Washington - 03/07/2011
      La grave merma de credibilidad de la presunta víctima ha dejado el caso Dominique Strauss-Kahn al borde de su sobreseimiento, a pesar de que muchas de las mentiras y contradicciones en que ha incurrido la mujer guineana implicada no afectan a aspectos fundamentales del procedimiento. Los expertos creen casi imposible que se pueda seguir adelante un juicio por violación y agresión sexual en el que la persona atacada no es digna de confianza y no existe ningún testigo imparcial.
        • Llegada al tribunal

        FOTOS - - 16-05-2011

        Llegada al tribunal. Dominique Strauss-Kahn aparece en el tribunal de Manhattan para hacer frente a una acusación de violación.-

        • Strauss-Khan, detenido  - En el juzgado
        • Strauss-Khan, detenido  - Espera en el banquillo
        • Strauss-Khan, detenido  - Ante la jueza
        • Strauss-Khan, detenido  - Strauss-Kahn, junto a su abogado
        • Strauss-Khan, detenido  - Cabeza baja
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        La mentira de la empleada sobre sus ingresos es la más difícil de explicar
        El fiscal admite que el encuentro en el hotel está rodeado de sospechas
        Un caso de violación siempre es, en última instancia, la palabra de la víctima contra la del criminal. Hasta hace unos días, este era el caso de una camarera de hotel de 32 años, una inmigrante africana, pobre e indefensa, contra el director del Fondo Monetario Internacional y principal candidato a la presidencia de Francia. Ahora, el poderoso sigue ahí, con menos títulos y prestigio, pero aún con la credibilidad que conlleva pertenecer a la clase dirigente. Frente a él, en cambio, está ahora una mujer que mintió para mejorar su situación en EE UU y que estaba dispuesta a sacar provecho de su percance con Strauss-Kahn, una chica de mundo conectada con traficantes de drogas y que recibió misteriosamente un dinero que no se justifica con su salario en el hotel Sofitel, que ella había asegurado que era su única fuente de ingresos.
        De todas las mentiras encontradas por la fiscalía y expuestas al juez que el viernes decidió la libertad sin fianza de Strauss-Kahn, es la del dinero -los 100.000 dólares de varios ingresos en Arizona, Nueva York, Georgia y Pensilvania a una cuenta a su nombre- la más difícil de explicar. El dinero es la razón para pensar en la intervención de una mano negra en este caso. El resto, incluido el contenido de la conversación que la presunta víctima tuvo al día siguiente de lo ocurrido en el Sofitel con un preso en Arizona, precisamente el autor de uno de esos depósitos, se corresponde con las mentiras propias de una superviviente, de una persona desesperada por obtener residencia en EE UU que no repara en medios para salir adelante.
        "Les pregunté a los fiscales si mi representada se ha desdicho de la versión que dio sobre el ataque sexual y me contestaron que no", ha declarado el abogado de la joven guineana, Kenneth Thompson. Efectivamente, Mafissatou Diallo insiste en que fue atacada por Strauss-Kahn, golpeada y obligada a practicar sexo oral. Existen pruebas de ADN del semen del presunto atacante en la pared y en el suelo de la suite 2806 del Sofitel. El abogado dice poseer también informes médicos y fotos sobre los daños causados a Diallo en la vagina y en el hombro. El fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, reconoce que el encuentro sexual ocurrido el 14 de mayo está rodeado de sospechas, y por esa razón se mantienen los cargos contra el político francés.
        Pero, ¿es eso suficiente para acudir a un juicio? Probablemente, no. Incluso pudiendo probarse la existencia de violencia, no es bastante para demostrar violación. El sexo agresivo o con dolor es una práctica, quizá infrecuente, pero no automáticamente identificable con el sexo forzado.
        Es el relato de la víctima, la fuerza de su sinceridad, la que tiene que convencer a un jurado. Y es ese aspecto el que ha sido destruido, quizá de forma irreversible. El último dato en ese sentido es la conversación de Diallo con el amigo detenido en una cárcel de inmigrantes de Arizona por venta de marihuana.
        "No te preocupes, este tipo tiene mucho dinero. Sé lo que estoy haciendo", le dijo la joven a su interlocutor, según la versión que una fuente de la investigación ha facilitado al diario The New York Times. Esa conversación, grabada 28 horas después de la supuesta violación, fue sostenida en un dialecto de Guinea y no ha podido ser traducida hasta el miércoles pasado. En ella se revela a una persona dispuesta a sacar rendimiento del ataque que decía haber sufrido. No parece el comportamiento de una mujer asustada y desorientada. Confirma, como las mentiras detectadas por la fiscalía, una personalidad atrevida y dispuesta a todo.
        Anteriormente, había mentido sobre su pasado para justificar su solicitud de asilo en EE UU. Como ella misma reconoció, su casa no fue atacada por soldados en Guinea ni fue masivamente violada por ellos. Eso era solo la historia que un facilitador de documentos norteamericanos le había dado grabada para que se la aprendiese y la contase a las autoridades. Pero es el tipo de mentira con el que los responsables de inmigración se encuentran muy frecuentemente entre los solicitantes de residencia.
        Aunque puede acabar costándole a Diallo la expulsión de EE UU, su abogado afirma que ella decidió voluntariamente asumir ese riesgo y acabar contándoles la verdad a los fiscales, después de muchas horas de interrogatorios que también dejan algunas dudas: ¿fue Diallo presionada en exceso por los funcionarios?, ¿por qué estuvo más de 10 días sin acudir a las entrevistas con la justificación de su mala salud?
        Tampoco ayuda a su credibilidad la confusión sobre los instantes que siguieron a la supuesta violación. Primero dijo que esperó en un corredor hasta que Strauss-Khan tomó el ascensor. Después reconoció que acudió a limpiar una habitación próxima y regresó más tarde a la 2806. ¿Por miedo a que sus superiores no la creyesen y la despidieran? Es posible. Pero parecen demasiados interrogantes para que un jurado lleve a un hombre a la cárcel por 20 años.