jueves, 21 de julio de 2011

Bajo las órdenes de Brooks, un mundo cínico y despiadado


Ex periodistas del News of the World relataron que enfrentaban una intensa presión de su jefa

Martes 19 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa

Cameron enfrentó a la prensa, ayer, en Pretoria. Foto EFE
Georgina Prodhan y Kate Holton
Agencia Reuters
LONDRES.- "Era esa clase de lugar del que uno sale y nunca más quiere volver a entrar." Así es como un ex periodista describe la redacción de News of the World bajo la dirección editorial de Rebekah Brooks, la ejecutiva ferozmente ambiciosa, de cabellos rojizos a cargo entre 2000 y 2003 del tabloide dominical de mayor venta en Gran Bretaña.
Los periodistas que trabajaron allí durante ese período describen una operación industrializada de dudosa recolección de información, con los periodistas constante e intensamente presionados para conseguir historias exclusivas por cualquier medio que fuera necesario, y una cultura de miedo, cinismo, humor negro y feroz competencia interna.
"Solíamos hablar todo el tiempo con delincuentes profesionales. Ellos eran nuestra fuente de información", dice un ex periodista del diario que también trabajó para The Sun. "Era algo claramente de la cultura del macho : «Mi contacto es más repugnante que el tuyo». Decíamos cosas como: «¡El mío es un asesino!»."
El periódico de 168 años publicado por última vez el 10 de julio pasado tras la revelación de su uso consuetudinario de escuchas telefónicas desencadenó un escándalo que ha engullido al grupo británico de periódicos perteneciente a Rupert Murdoch, News International; a su empresa matriz News Corp; a la clase política británica, y a la policía.
Brooks, una de los dos directores de Murdoch, que renunció el viernes, fue arrestada anteayer como presunta culpable de haber intervenido comunicaciones y como sospechosa de corrupción, pero negó los cargos.
Cuatro ex empleados del tabloide dominical que más vendía en el país dijeron que las desmentidas de Brooks son, llanamente, no creíbles. Dicen que los secretarios del periódico, el grupo que determina la cobertura de noticias, eran interrogados regularmente acerca de los artículos más importantes por Brooks y más tarde por su sucesor, Andy Coulson, que renunció por el escándalo de la intervención de teléfonos de 2007 y luego se convirtió en vocero del premier David Cameron.
"Resulta inconcebible que alguien que era editor no estuviera enterado", dijo un periodista, que trabajó siete años en el semanario, en información general. "Los secretarios tenían que ir y someterse a un interrogatorio de dos horas todos los días. Y todo era sobre el origen de las historias."
Cuando Brooks se convirtió en editora, a los 31 años, tenía la misión de lograr que el periódico fuera aún más atractivo intensificando la publicación de noticias sobre las celebridades y el mundo del espectáculo. Al mismo tiempo, la presión constante de conseguir historias exclusivas era tan intensa que no se cuestionaban los métodos dudosos.
"El «cuartel general» se dedicaba a «asuntos riesgosos». No estoy seguro de que la gente se diera cuenta siquiera de que eran cosas ilegales. Era una cultura de «no dejarse pescar»", dijo un periodista, con siete años de experiencia. Los nuevos empleados no eran integrados hasta que hubieran demostrado ser "completamente deshonrosos", de manera que sus colegas pudieran confiar en ellos. "No era lugar para que alguien que recién entraba dijera: «Esto no me parece ético». Eso lo convertía en el hazmerreír de todo el mundo."
Los periodistas no pedían explícitamente que los detectives privados se involucraran en su trabajo, pero se proporcionaba ayuda si alguno quedaba varado y no podía seguir adelante con un artículo promisorio.
"Siempre era un misterio cómo aparecía la información sobre tu escritorio. Uno no sabía y tampoco preguntaba", continuó el periodista. "Todas las semanas aparecía sobre el escritorio de uno el registro de llamadas del celular de alguien, o de la línea fija de alguien, a veces, incluso, la historia clínica de alguien. Era algo suficientemente común como para que a nadie le llamara la atención."
Presión
Otro ex empleado de News International dijo que los periodistas eran sometidos a "una presión fenomenal, increíble" y eran tratados con dureza por sus jefes, que los insultaban en la cara y contaban la cantidad de artículos conseguidos por cada uno. Los periodistas eran impulsados por el terror al fracaso. Temían que si no conseguían historias regularmente los despedirían. Eso significaba que competían entre sí de manera despiadada. "Te convertías en experto en supervivencia", dijo uno de ellos.
Todos dijeron que vivían en constante temor de los conteos de notas, que dejaban fuera a los que habían entregado menos historias. "Siempre procuraban liberarse de gente porque era un trabajo que te consumía. La situación ideal, para ello, es que uno trabajara como loco seis meses, y entonces te dejaban trabajar seis meses más", dijo el periodista de información general.
"Cada minuto que uno pasaba allí sentía que su empleador lo odiaba."
DURA RÉPLICA DEL WALL STREET JOURNAL
NUEVA YORK (EFE).- The Wall Street Journal, emblema del imperio mediático News Corp, arremetió ayer en un editorial contra los medios que critican a la compañía de Rupert Murdoch por el escándalo de las escuchas, a los que acusó de tener motivos "comerciales e ideológicos" detrás y un placer por la desgracia ajena "tan grueso que no se podría cortar con una sierra eléctrica". Según dice el artículo, "lo que resulta particularmente infecto son las lecciones de deontología periodística brindadas por publicaciones que dan a Julian Assange y WikiLeaks su derecho moral a imprimir", en referencia al diario británico The Guardian y el norteamericano The New York Times.
Traducción de Mirta Rosenberg

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